sábado, 28 de junio de 2008

FRONTERAS



Siempre me he considerado una persona afortunada, sólo tengo 3 o 4 amigos, creo que la palabra es pesada por eso no la uso con liviandad.

Hoy escribo sobre dos de ellos, uno es Mr. Alderete (el de la camisa color amarillo pollo). Apareció en el pasillo del Hotel Camino Real con una camisa Brooks Brothers y un portafolio de mafioso, llevaba una pulsera gruesa en la muñeca izquierda. Me lo presentó un Asisstant Producer, dijo que era mi nuevo jefe a cargo del Screening Room en la película Man on Fire, estreché su mano y lo primero que dijo fue: - So... ¿cuanto tiempo dijo el doctor que tenías que usar esos zapatos? - miré mis tenis vans y de inmediato pensé, van a ser los seis meses más largos de mi vida.

Resultó todo lo contrario, adquirí un amigo que quiero mucho, mi esposa siente lo mismo.

Hemos ido a visitarlo un par de veces, cuando se está rodeado de gente como él se la pasa uno muy bien. En una de esas nos llevó a un lugar que se llama Pacific Dinning Car, al fondo en el bar conocimos a Adolfo García (el de el uniforme blanco, el que se parece a James Hetfield), un mexicano de Teocaltiche, Jalisco que vive allá desde hace muchos años, de esos tipos que un día agarraron sus chivas y dijeron, -quiero una mejor vida y voy a buscarla-. ¡Que huevos! ¿No?

Invariablemente, en las conversaciones sobre migración pienso en Adolfo, en Jonny LA (Creo que es Jhonny pero me entró la duda) y en muchos otros mexicanos que tomaron en algún momento esa decisión y volaron a tierras lejanas. EU, España o Canadá. A veces pienso que la frontera es un filtro donde sólo pasa lo mejor de lo mejor, gente valiente que se lleva verdaderas chingas para lograr un nivel de vida al cual no tienen acceso en su país. Todos ellos son un ejemplo para los que estamos aquí.

No quiero decir que todos debamos agarrar una mochila y cruzar la frontera, al menos no la frontera geográfica, pero sin duda hay que cruzar ciertas fronteras individuales, esas que nos limitan y nos mantienen de "este lado" del lado en dónde no-se-está-del-todo-bien. Fronteras psicológicas, emocionales, etc. Hay que armarse de valor y cruzar esas fronteras para acercarnos (y en una de esas llegar) a donde se-esté-mejor, a fin de cuentas la vida es corta y se puede desfallecer en el intento.

Algunos lo lograron y están ya del otro lado, pero esto no es garantía y hay otras dificultades que sortear. La cosa está en sortearlas con dignidad y elegancia, con esa valentía que nos llevó a emprender el viaje.

Como Adolfo y Richard, dos amigos que tengo; que están "del otro lado".

2 comentarios:

Juan Evers dijo...

So..... how´s your finger?

Richard Rules!!!

Juan Evers dijo...

¡Escribale Papa!